Policía autor del quíntuple crimen tenía antecedentes de violencia familiar

Tras el múltiple asesinato y posterior suicidio de un suboficial de policía, que conmocionó esta madrugada al barrio San Miguel de Capiatá, se pone de nuevo en el tapete el tema de la salud mental, tema tan descuidado en nuestro país y la falta de seguimiento al personal de las fuerzas públicas.

El quíntuple homicidio y posterior suicidio sucedió en la madrugada de este viernes en Capiatá. Foto: Ninfa Ayala
El quíntuple homicidio y posterior suicidio sucedió en la madrugada de este viernes en Capiatá. Foto: Ninfa Ayala

Según la fiscala interviniente, Carolina Martínez, el suboficial segundo, Isidro Casco Salinas (31), años atrás había sido denunciado por violencia intrafamiliar por su expareja, tras lo cual fue sometido a sumario y luego de cumplir un tratamiento psicológico, fue sobreseído hace poco tiempo, por lo cual fue habilitado nuevamente para trabajar.

Esta versión fue apoyada por el exjefe de la Comisaría 03 de San Miguel, Édgar Maciel, donde prestó servicio el agente hace unos años. 

Según los intervinientes, no existen denuncias actuales contra el suboficial, pero sí algunas señales de lo que haría. La fiscala Martínez sostuvo que en comunicación con Beatriz Romero, pareja del homicida y madre los niños asesinados, quien actualmente se encuentra trabajando en España, ellos estuvieron conversando tranquilamente, minutos antes de la tragedia.

La mujer había mencionado que si bien en esta comunicación no manifestó nada que anticipe lo que estaba por realizar, en conversaciones anteriores sí llegó a pedirle que vuelva al Paraguay, para tener de vuelta a su familia unida. Ella comentó que la pandemia imposibilitaba los vuelos, pero que ella tenía deseos de volver. Incluso, un vuelo humanitario estaba programado para la próxima semana.

Beatriz Romero comentó además que hace aproximadamente un mes él cambió de actitud. Él se confesaba deprimido, harto de su trabajo y ella le había solicitado que consulte con un experto en salud mental.

Tanto Romero como la madre del suboficial, quien también se encuentra en España, se convirtieron en testigos virtuales del horrendo crimen, ya que el homicida lo transmitió a través de videollamada. 

El médico forense, Héctor Meza tomó muestras de sangre del cuerpo del agente, para someterlas a análisis y comprobar si estuvo bajo efectos de alguna droga o alcohol, ya que testigos del hecho, manifestaron que el hombre era adicto y en el momento actuó fuera de sí. 

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