Argentina: carpinchos continúan generando caos en barrio privado

Los capibaras continúan generando caos en Nordelta, uno de los barrios privados más exclusivos del vecino país. Los enormes roedores disputan territorio con los habitantes del lujoso barrio.

La proliferación de estos animales comienza a ser una gran problemática para los vecinos del complejo urbanístico que ocupa 1.600 hectáreas sobre lo que antes fue un humedal, hábitat por excelencia del capibara también conocido como carpincho o chigüire.

“Los carpinchos estuvieron siempre aquí. Veíamos uno que otro de vez en cuando. Pero hace tres o cuatro meses que (los constructores) fueron por los últimos reductos que les quedan y ocurrió la estampida», contó Perla Paggi, una vecina de Nordelta a la agencia AFP.

Carpinchos nativos en “guerra” con un barrio privado de Buenos Aires
Carpinchos nativos en “guerra” con un barrio privado de Buenos Aires. Foto: AFP

La mujer aboga por la preservación de estos animales frente a quienes consideran que no deben estar en ese lugar construido hace 20 años.

Nordelta se ofrece bajo el lema: «la tranquilidad de la naturaleza y la comodidad de la ciudad». El complejo reúne casas, edificios, un centro comercial, una iglesia católica, una sinagoga y varios colegios, todo alrededor de lagos artificiales.

Ante la situación, el biólogo Sebastián di Martino, explicó que la abundancia de capibaras no es un problema solo en ese barrio privado.

“Ocurre en muchos lugares del país, urbanizados y no urbanizados también. Las causas son la alteración y degradación de los ecosistemas. Hemos extinguido a un montón de especies que eran sus depredadores naturales», puntualizó.

Muchos vecinos denunciaron que estos animales han causado estragos en sus jardines.
Muchos vecinos denunciaron que estos animales han causado estragos en sus jardines. Foto: Infobae

El capibara es presa del yaguareté (jaguar), el puma, el zorro, y los gatos y los perros silvestres, pero estos animales prácticamente no quedan ya en el país vecino.

«El carpincho debería tener un depredador que le reduzca la población y que además le genere miedo«, indicó Di Martino.»Cuando hay un herbívoro sin depredador que le amenace, éste no se esconde y se pasa todo el día comiendo, con lo que se degrada la vegetación, se atrapa menos carbono y se contribuye al cambio climático«, agregó el profesional.

Los carpinchos, en ambientes naturales, suelen vivir entre ocho a 10 años y tienen camadas de hasta seis crías una vez al año.

Algunos vecinos del barrio privado promueven la creación de una reserva natural de flora y fauna donde puedan trasladar a estos animales que pesan entre 60 a 80 kilos.

«Tenemos que aprender a convivir con ellos, no son animales agresivos. Con una reserva de 20 o 30 hectáreas es suficiente para mantener la diversidad. Son animales indefensos, los acorralamos, les quitamos su hábitat y ahora nos quejamos porque nos invaden», afirmó Perla Paggi. 

Fuente: Infobae

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