Qué es «la doble curva del coronavirus»: salvar las vidas o la economía

El impacto económico de las medidas que se han tomado para evitar la escalada implacable de contagios se teme devastador.

La pregunta es qué se puede hacer para mitigar la pandemia y también los daños económicos. El economista estadounidense Richard Baldwin propone la idea de una «doble curva» .

En una entrevista dada a BBC Mundo, Baldwin afirmó que, si bien la pandemia del coronavirus no es tan letal como otras, sí es muy contagiosa y se propaga a una velocidad increíble. Por lo tanto, la capacidad de los hospitales se ve sobrepasada, situación que afectó a Italia, España y Nueva York y se extenderá tanto al resto de las ciudades de Estados Unidos como a muchos otros países.

Frente a esa situación, el catedrático indicó que tanto la cuarentena como otras medidas de contención sanitarias apuntan a aminorar la velocidad de contagio con el objetivo de dispersar en el tiempo la cantidad de pacientes que ingresan a los hospitales y son, en consecuencia, necesarias ya que se trata de “un asunto moral y no económico”.

Baldwin remarcó que “no hay una disyuntiva entre salvar vidas y salvar la economía” en el caso de los países ricos, que pueden hacer ambas cosas a la vez, implementando políticas que ayuden a personas y empresas a sobrevivir durante el período de aislamiento. No obstante, reconoce que, en mercados emergentes y países que no pueden afrontar ese gasto fiscal, la situación es completamente diferente.

Doble curva del coronavirus
Doble curva del coronavirus l Imagen: BBC Mundo

En esos casos, sí se puede presentar el dilema de tener que elegir entre preservar la salud de los habitantes o velar por su economía. El autor admite que es una situación compleja y que es difícil encontrar una salida que no descuide un aspecto en favor del otro.

En relación a la “doble curva”, Baldwin explica que existe una curva epidémica que mide a diario los nuevos contagios. Su forma recuerda a la de una campana: en un principio plana, pero registra un crecimiento veloz a medida que los infectados por el virus contagian a otras personas. Luego de alcanzar un pico, la curva empieza a decaer.

Cuando no se ponen en práctica medidas de aislamiento, el problema es que la subida y la bajada de la curva aumentan de manera notable; y es allí donde los sistemas de salud comienzan a colapsar. Si se llevan a cabo políticas de contención como la cuarentena, el riesgo de que eso ocurra disminuye, pero se produce una recesión económica. Eso conduce a un crecimiento negativo del Producto Bruto Interno (PBI), que también presenta una forma de campana, donde la recesión alcanza un pico máximo y luego empieza a disminuir.

La solución ideal, según Baldwin, es aplanar ambas curvas a la vez. Para lograrlo, los gobiernos deben aplicar tanto medidas de contención como políticas fiscales que alivien el impacto de la recesión

En primer lugar, esto implica proteger a las empresas –sobre todo a aquellas pequeñas y medianas- para evitar su quiebra. Luego, en el caso de los individuos de pocos ingresos, se les debe garantizar el acceso a los recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Finalmente, el gobierno debería evitar el derrumbe del sistema bancario.

El déficit fiscal que esas medidas acarrean no será un problema para las economías sólidas, reafirma el especialista. Pero probablemente sí lo será para los países que no estén en esa situación, ya que es muy difícil en este escenario que reciban ayuda externa y deberán atravesar la situación al costo de aumentar su nivel de deuda. Lo que será común a todo el mundo será la alta tasa de desempleo que se registrará a medida que el tiempo pase.

En definitiva, más allá de las consecuencias económicas que la cuarentena pueda generar, Baldwin reivindica su implementación. Para él, es un “imperativo moral” y, en países que puedan permitirse aplicar políticas de rescate financiero, la cuestión se reduce a evitar la muerte de personas que, en sus propias palabras, “no deberían estar muriendo”.

Richard Baldwin es un destacado economista que se formó en algunas de las instituciones educativas más prestigiosas del mundo, como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la London School of Economics. Su extensa trayectoria profesional abarca la publicación de diversas obras sobre economía y globalización y el desempeño de numerosos cargos académicos. Fue director del Centro de Investigación Política y Económica (CEPR) y, en la actualidad, es profesor del Instituto de Posgrado de Estudios Internacionales y de Desarrollo en Ginebra.

Fuente: BBC Mundo/ https://www.red43.com.ar/

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